Sumidos en el olvido que presupone una muerte casi siempre lejana, los cementerios
de nuestra sociedad se debaten entre el abandono y la pervivencia necesaria de lo
que constituye la última morada. El cementerio municipal de Zaragoza comienza a
cobrar una vida inusitada que lo convierte en receptáculo de Arte e Historia. Una
sugerente mirada a lo que alberga su interior nos mostrará este gran camposanto
de la ciudad, como un gran museo que invita a ser visitado.