En un ejercicio de personificación, la uva garnacha del Campo de Borja, ese milenario
tesoro de nuestra agricultura, sueña y nos revela su condición de elemento protagonista en
un territorio abierto, acogedor, que fundamenta parte de su futuro y su prosperidad en su
condición de destino turístico ávido de acoger al visitante, a la familia, al grupo de amigos
que buscan paisajes singulares, experiencias intensas, espacios serenos pero exuberantes de
contenidos, ricos en aromas, sabores y colores.