Leyre, la Oliva, Poblet, Yuste, San Pedro de Cardeña, Silos Aragón no es rico
en este tipo de grandes conjuntos monásticos en los que se da una combinación
de patrimonio monumental, vida religiosa activa y un servicio de hospedaje para
quienes desean experimentar una estancia con un cierto grado de recogimiento y
espiritualidad, en paralelo a la vida monástica. Los ejemplos aragoneses son más
modestos, pero los hay, incluso, más exóticos. Todos ellos se ubican en magníficos
entornos campestres, que permiten abundantes opciones de visita a localidades
próximas y de ocio en la naturaleza.